Una Gran Nube de Testigos
Una simple actitud, un pequeño instante pueden ser determinantes para la vida de alguien que te ve sin que tu te des por enterado.
Hace unos días, estábamos conversando con uno de mis hijos y fue muy interesante escucharlo contarme una historia, de la cual yo no tenía conocimiento, pero fue una experiencia sencilla que para él fue muy impactante a su corta edad.
Desde pequeños nuestros hijos aprendieron tareas sencillas y acordes a su edad que hacían parte de sus rutinas diarias, algunas de esas tareas eran, por ejemplo, poner su ropa sucia en la canasta correspondiente y guardar su ropa limpia cuando estuviera lista, esto implicaba en muchas ocasiones, por supuesto, el doblarla, labor que tal vez para ellos no era la más agradable, pero que poco a poco fueron aprendiendo. El trabajo en equipo es vital dentro de las dinámicas familiares, además que delegar pequeñas responsabilidades a nuestros hijos ha sido de gran ayuda para formar en ellos autonomía y el reconocimiento de sus capacidades para desenvolverse en diferentes circunstancias. Mi hijo, quien mencioné al inicio, no era el más emocionado al momento de doblar su ropa, no era una tarea agradable para él y yo era consciente de esto, sin embargo, era una labor que debía realizar y que intentamos practicar en muchas ocasiones para que fuera más fácil para él. Por lo general él solo la enrollaba para guardarla, en especial las camisetas, pero de alguna manera estaba creando un hábito que con el tiempo iría perfeccionando.
Dentro de la conversación que mencionaba inicialmente, mi hijo me contaba que en alguna oportunidad, cuando él estaba más pequeño, entramos a un conocido almacén de ropa pues mi esposo tenía que comprar una camisa. En ese lugar, había una persona que estaba organizando uno de los estantes y estaba doblando las camisas que estaban exhibiendo allí. Mi hijo pudo ver como esta persona realizaba dicho proceso con varias de estas camisas y, curiosamente, sólo viendo cómo lo hacía, él aprendió como debía hacerlo con sus camisetas. Me contaba con detalle todo lo que la persona hacía y cómo a partir de ese momento él comenzó a hacer lo mismo y cómo le comenzaron a quedar bien dobladas sus camisetas. La historia me causó mucha curiosidad pues él nunca me contó nada hasta hace unos pocos días, me impactó mucho ver cómo un perfecto desconocido en unos pocos minutos pudo impactar tanto la vida de mi hijo como para que él solo, por convicción propia, tomara la decisión de comenzar a doblar su ropa (en especial sus camisetas) con otra actitud, disposición y buen ánimo, lo que tal vez yo no había logrado en un buen tiempo.
Toda esta conversación me llevó a recordar esta frase de Hebreos 12:1 que nos habla de la gran nube de testigos que nos rodea. Este versículo nos habla de cómo, nosotros como seguidores de Cristo estamos rodeados por muchos testigos que, sin que nosotros siquiera lo veamos o entendamos, nos están viendo y todo lo que hacemos está impactando sus vidas de alguna forma. Seamos conscientes o no del tema, tú y yo hemos impactado la vida de alguien y hemos dejado una marca que muy seguramente nunca llegaremos a conocer. Les aseguro que el empleado de la tienda ni siquiera se dio por enterado que había un niño que lo observaba en su labor y mucho menos llegará a saber el impacto que esto causó en ese niño. Él tan solo cumplía con su trabajo y eso cambió algo importante en la mente de un pequeño que se detuvo a ver lo que hacía.
Después de todo esto sólo queda un pensamiento en mi mente: Nuestra misión no es andar temerosos por quién nos está viendo o no, o preocupados por mantener una apariencia con las personas que nos pueden ver, en realidad lo que me queda en el corazón es que sencillamente debemos hacer lo que Dios nos ha mandado hacer y hacerlo bien pues eso es lo que proyectaremos a quienes nos rodean y que hablará y mostrará lo que verdaderamente somos. Si nuestro corazón está en seguir y obedecer a Cristo y lo que él nos ha dicho, eso será lo que nuestra vida proyectará a los demás.
Cuidémonos de “doblar bien nuestras camisas” no sabemos quien tiene sus ojos en nosotros ni como esa pequeña acción pueda transformar su mundo. Recordemos que de igual manera como podemos impactar de manera positiva, lo podemos hacer de manera negativa, así que mantengamos nuestro corazón, nuestros pensamientos y actitudes alineados con Cristo que de lo demás se encarga él. Nuestra nube de testigos más que vernos a nosotros podrá verlo a Él y verlo a Él transformará la vida de todos aquellos quienes nos observen.