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Foto del escritorMony RB

La Parálisis del Miedo

Actualizado: 12 ene 2020

CAPITULO 1.


Y Entonces Decidí que Era Ahora

Miedo, palabra tan sencilla y a la vez tan compleja. Me caracterizo por tenerle miedo a todo, pero no el miedo infantil de esconderse sino el miedo que te paraliza y no te deja hacer nada, el miedo que te mantiene "cómodo" y que te dice que así como estás, estas bien. Pero tú sabes que no estás bien, sabes que te falta algo, que hay más por hacer, por ver, por intentar.


Entonces, llega el día en que vez que todo alrededor creció, se movió, cambió y cuando te miras a ti mismo, notas que sí, pudiste haber cambiado, pero no como quisieras, o no como deberías, te miras y te ves paralizado, que apenas si logras moverte y te das cuenta que tienes dos opciones, una de ellas es seguir como estás y la otra es atreverte a moverte. Pero... moverte va a doler, moverte va a costar, moverte va a hacer que tal vez llegues a caerte. ¿Vale la pena intentarlo? ¿vale la pena arriesgarse? y en el fondo sabes que si lo vale así que tomas la decisión y comienzas.


Al principio son pequeños movimientos, dolorosos movimientos y tu cuerpo, tu mente, comienzan a despertar. Abres los ojos, ves con claridad y cuando te miras percibes que dejaste que el miedo te ganara la partida, le compraste la idea de que tu no eras suficiente, que nunca ibas a poder, que no era el tiempo, que era mejor más adelante o cuando "estuvieras preparado" y eso te llevó a estar paralizado.


De repente, decides sacudirte con fuerza y puedes ver que ya logras moverte más, tal vez piensas que te deshiciste de él, pero no lo creas, él aún está ahí susurrando a tu oído, diciéndote que no vas a poder, que es mejor volver a quedarse quieto, pero ¿vas a escucharlo? ¿de verdad vas a volver a creerle? es tu momento de escape, es el tiempo de correr. Es ahora o nunca. Y entonces decidí que era ahora.


Escribir es una de las cosas que siempre me ha gustado hacer, pero nunca he intentado hacerlo. El miedo me ha paralizado por mucho tiempo y le he creído. Es verdad, no soy una escritora, tampoco tengo mucho conocimiento de cómo se debe escribir correctamente y posiblemente no lo haga muy bien, pero decidí que era el tiempo por lo menos de intentar.


Tal vez el comenzar a moverme luego de tanto tiempo de "parálisis" me puede llegar a costar algunas caídas y raspones. Lanzarme a escribir al principio va a ser difícil, para muchos que lo lleguen a leer tal vez no les dará la talla, pero se que puedo aprender, de cada caída, de cada raspón, de cada golpe y lo mejor de todo es que haré algo que me gusta, que disfruto hacer y que pueda que en algún momento llegue a inspirar a alguien a sacudirse y salir de la parálisis del miedo.


CAPÍTULO 2


Una Especie de Síndrome de Abstinencia


Ser dominado por el temor afecta muchas funciones mentales, emocionales y aún físicas. Nadie se imagina la magnitud de lo que permitimos que el temor haga en nosotros. Lo triste es que es tan sutil, tan "normal" que sencillamente se convierte en parte de nosotros, aún de nuestra personalidad, de lo que creemos y aún de lo que defendemos.


Ha sido interesante iniciar esta etapa y comenzar a encontrar esas secuelas y no solo encontrarlas sino también enfrentarlas. Una de las primeras que he reconocido es su profunda marca en lo que pienso de mí misma y de lo que hago, buscando definir lo que soy y lo que puedo ser. Tal vez esa sea la más complicada y difícil de sanar, pero es la que más quiero enfrentar. No es nada fácil, todo dentro de mi grita y, como en muchos otros proyectos en los que el miedo me venció, lo único que escucho de mi ser interior es "no sigas", "no vas a poder", "otra cosa más que vas a intentar y luego de un tiempo lo vas a dejar", "es imposible", "luego de un tiempo te vas a cansar", y mucho más. Ese sigue siendo él, intentando hacerme desmayar.


A veces comparo todo esto con el síndrome de abstinencia, no porque lo haya vivido en sí sino porque entiendo un poco de cómo se presenta. Todo el cuerpo lucha por desintoxicarse, pero al mismo tiempo lucha pidiéndote eso que dejaste de darle y sientes que vas a perder la batalla. Todos los cuerpos reaccionan diferente y también los síntomas duran de acuerdo al tipo de "sustancia" contra la que el cuerpo pelea, pero no es un tiempo fácil, son días duros, sin embargo, al final de cuentas, logras liberarte, no sin quedar vulnerable a volver a caer, pero tienes una nueva oportunidad de volver a empezar.


El miedo también pelea dentro de ti porque no se quiere ir, él quiere que lo sigas alimentando, que lo consientas, que sigas siendo el de siempre y dejes todo como estaba, pero en el fondo también hay algo más que lucha y aunque a ratos parece débil es esa llama que ya permitiste que se encendiera y que te da la fuerza para que continúes para que no desmayes, es eso que te dice "vamos a seguir dando la pelea". Entonces, puedo decir que estoy viviendo un tipo de síndrome de abstinencia, me estoy desintoxicando del temor, del miedo y qué duro es. Pero no me doy por vencida, no puedo perder lo que hasta ahora he ganado con tan solo tomar la decisión de comenzar.  


Atravesar este "síndrome" me ha dado tiempo para analizar y pensar y he podido descubrir como el miedo opera profundamente en tu ser afectando tu esencia, lo que eres, tu diseño original, quiere que te conviertas en lo que no eres. En la mayoría de personas, el miedo no se desgasta en lo cotidiano, aunque hay muchos que desafortunadamente le permiten llegar a esos niveles. El miedo va a la raíz y allí es donde hace su palacio afectando lo que verdaderamente es trascendental de ti. Entonces, pude ver, que siempre me gustó escribir, que se me facilitaba, que siempre fue la forma en que pude expresarme realmente, que era una parte de mi esencia que nunca dejé fluir ni dejé crecer. Siempre le eché tierrita y pensaba que para escribir necesitaría miles de millones de cosas, características, aprendizaje, habilidades y demás, lo cual no digo que no sean importantes, pero que no puedo dejar que el no tenerlas me limite por más tiempo. Entonces, la lucha interna sigue y viene la pregunta ¿qué es lo que tengo que seguir haciendo?, creo que la respuesta es muy simple, o bueno, es la respuesta que me está funcionando hasta el momento y es, hacer lo contrario a lo que pienso o a lo que siento con respecto a aquellas cosas que he decidido cambiar en mi o las que me he lanzado a hacer. Eso es lo que hasta ahora estoy empujándome a hacer, poner oídos sordos a lo que llamo "mis argumentos" y seguir avanzando sin importar nada más, es como avanzar en contra del viento o de la tormenta, pero en el fondo tienes la certeza que vas a llegar a tu destino. 


Son pequeños pasos, aparentemente, pero dentro de mí sé que son grandes avances. Así que aquí estoy, con otro capítulo más de estos primeros pasos hacia un sueño por alcanzar, por decirlo de alguna manera. Superando el síndrome de abstinencia, limpiando y desintoxicando la mente, el alma y el cuerpo y entendiendo verdaderamente que la forma de vencer el miedo es haciendo lo que temes hacer por encima de lo que tu mente te diga. 


Así que ¿cuál es esa esencia a la que le echaste tierrita y no has dejado crecer en ti? ¿qué es eso que te apasiona y te mueve pero que no dejas que fluya dándole lugar a los argumentos "válidos" que te grita tu mente? o ¿cuál es esa decisión que has evitado tomar por tanto tiempo porque esperas el momento perfecto y las circunstancias adecuadas? Atrévete a tomar la decisión hoy, no le des más largas, se la persona que de verdad eres con la esencia con la que Dios te creó, esa persona es quien verdaderamente eres. Atrévete a vivir tu propio síndrome de abstinencia pues, aunque no será fácil, verás que valdrá la pena. 


CAPÍTULO 3.


El Punto de No Retorno


Hasta este momento, siento que he peleado una batalla con todas mis fuerzas. La batalla no ha sido fácil y menos cuando han sido tantos años paralizado. Ha sido dura pero determinante y lo mejor de todo es que creo haber llegado al punto de no retorno, ese punto del que sabes que ya no vas a volver o del que ya no quieres volver. Sin embargo, es aquí donde más fuerte se debe ser, no porque esté ganando la batalla significa que he ganado la guerra y para quienes hemos peleado con el temor toda la vida sabemos que la guerra está lejos de acabar. 


Siempre habrá muchas cosas que vendrán para hacerte retroceder, bajar la guardia, pensar de más, pero al haber llegado a este punto tienes menos opciones de perder, ya no estás desarmado pues estás consciente que debes seguir luchando con determinación y hay muchos más motivos para hacerlo. Ya no hay manera de volver atrás.


De hecho, ahora que lo pienso, esta guerra que inició al comenzar a escribir y hacerlo público, en mi caso personal, es sólo el principio y solo una pequeña faceta de las muchas cosas en las que tengo que "desparalizarme". Poco a poco vendrán más y más movimientos que ni siquiera sabré que podía hacer y eso me hace sentir muy bien. De igual manera entiendo que todo es un proceso, que todo no va a pasar de la noche a la mañana o que las cosas no siempre van a salir bien, pero el sentimiento "liberador" que produce el comenzar a moverte es una motivación constante.


Es ahora donde entiendo que en la vida es necesario tener una posición ofensiva, los mejores guerreros siempre actúan así. Estar a la ofensiva es ir de frente a batallar, no esperar a que te ataquen. Estar a la ofensiva te obliga a estar preparado, a tener las armas listas, a estudiar el próximo movimiento de tu enemigo y adelantarte a él. El miedo solo te hace esperar y esconderte y llevarte a perder, perder batallas, oportunidades, momentos, decisiones y cuando te das cuenta, dejaste que todo pasara e inventas las excusas perfectas para justificar que tu miedo te llevó a perder. Pero esa no será mi posición nunca más, o bueno, me esforzaré porque no lo sea.  


Si tu como yo has comenzado a desparalizarte, te animo a que continúes. Sea lo que sea que estés haciendo o la decisión que hayas tomado, no te rindas. A veces la batalla se torna más difícil y pensamos que la vamos a perder, pero debes creer que lo vas a lograr, que dentro de ti hay una fuerza que tú no puedes comprender y es la que te impulsa a seguir peleando y a ganar cada batalla, pero no pares, no te rindas, no te devuelvas a tu parálisis. Por supuesto, la parálisis te brinda cierta comodidad, seguridad, poco esfuerzo y ahora estás entrando en una etapa en la que te sientes exigido por eso también te cuesta más, pero avanza, sigue, no importa si resbalas, lo importante es pararse de nuevo y seguir avanzando.



CAPÍTULO 4.


La Inminente Terapia


Luego de todos estos días de cambios y decisiones importantes, se despeja un poco el horizonte y se percibe un panorama nuevo y diferente. Nuevas rutas, nuevos caminos, cosas por intentar, aciertos y desaciertos, pero sobre todo más claridad y tranquilidad de ser quien soy.


Es ahora donde llega el momento de la “terapia”. Se imaginan ¿cómo debe ser el proceso de terapia física para una persona que lleva paralizada tantos años? Tal vez muchos han pasado por un proceso similar. El solo hecho de lastimarse una mano, incluso un dedo y que quede inmovilizado un tiempo, demanda terapia para que pueda volver a tener sus funciones normales y a veces es un proceso complejo.


Ocurre lo mismo para mi en este momento que estoy saliendo de esta parálisis. Ya vi que mi ser comenzó a responder al estímulo, comenzó a haber movimiento, en principio algo leve, pero cada vez fortaleciéndose más, el paso a seguir es el comenzar a ejercitar a diario, fortalecer “los músculos”, realizar la terapia con dedicación y disciplina.


En mi caso particular, y partiendo del hecho de que mi primer paso es hacia comenzar a escribir, mi terapia será precisamente esa, escribir y continuar con más historias, más temas, más ideas y demás, eso sumado a corregir, editar, aprender, redactar, recibir las buenas y malas críticas y continuar puliendo ese diamante que puede estar escondido.

Lo peor que puede pasar es que de una vez por todas pueda ver que escribir no es mi fortaleza, pero tendré la satisfacción que lo intenté y que hice lo que debía para ser la mejor, solo que no era lo indicado para mí. Pero también puede pasar lo contrario y logre convertirme en una excelente escritora más allá de lo que yo pueda imaginar o comprender en este momento. Todo puede suceder y las posibilidades están abiertas.


Y ahora te pregunto a ti, ¿cuál será tu terapia? Debes ser consciente que la necesitas sin lugar a dudas. No hay recuperación completa sin el proceso terapéutico, así que piensa de qué se trata y no la dejes, no renuncies. Cuando menos te des cuenta verás que tu andar será diferente, que serás libre, que eres quien fuiste diseñado a ser, pero te aseguro que no dependerá de factores externos, sólo dependerá de que tu entiendas tu proceso y te esfuerces por perseverar en tu recuperación total.


Con este corto capítulo cierro esta serie de historias cortas. Pareciese que el relato queda inconcluso, pero dentro de un tiempo les contaré como me fue en mi camino hacia la “movilidad completa” y como fue que me deshice de La Parálisis del Miedo.


FIN

…pero continuará.



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1 comentario


Qué bueno Mónica! Al recorrer tu blog, veo que funcionó eso del proceso terapéutico para dejar el miedo y atreverte!

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