Es increíble como la vida cambia en un abrir y cerrar de ojos. Si bien este año "pintaba" ser un año de muchos cambios, creo que ninguno alcanzamos a imaginar lo profundos y fuertes que serían, de hecho, tampoco llegamos a imaginar que casi toda la población mundial estaríamos en el mismo barco en este momento, en un tiempo que para muchos ha sido de parar, repensar la existencia y descubrir nuevas maneras de vivir, de darnos cuenta de qué estamos hechos y de experimentar el final de la vida como la conocemos.
Aunque da un poco de miedo, en el fondo también es emocionante vivir este momento de la historia y estar en este punto donde, como quiera que sea, el cambio será inminente. Me considero una persona analítica y creo que algo como lo que está ocurriendo en el mundo no puede ser un evento más y que luego de esto, todo siga como estaba, como si nada, por lo menos no para mi. No puedo creer y no quiero pensar en la posibilidad de que esto que está ocurriendo no haga de mi una persona diferente y me proyecte a cosas nuevas; obviamente con esto no quiero decir que lo que me impulsa a pensar en esto es la circunstancia externa, sino que esta es la excusa perfecta que Dios utiliza para llevarme a ese lugar al que generalmente no iría para tomar decisiones que me lleven a cambiar, decisiones que tal vez ya habría tenido que tomar hace un tiempo pero que hasta ahora me siento obligada a considerar casi a las malas.
Y es en ese momento cuando te sientes frente a un portal que te lleva a un sin fin de probabilidades y posibilidades, que honestamente en ciertas ocasiones me hace sentir abrumada, sin embargo, hay que vivir cada día a la vez y aquietar el corazón para que pueda ser guiado por Aquel que puede poner todas las cosas en orden y traer paz en tiempos como estos.
Así que decidí escribir de nuevo, no porque haya renunciado a hacerlo sino porque la cabeza se ocupa con tantas cosas, que pensar en escribir en ocasiones no está en los planes pues hay otras demandas que exigen total atención y ocupan tu cabeza, y no se logra tener el tiempo de sentarse a pensar en lo que quieres decir, pero hoy me detuve y me di permiso de dejar de lado ciertos "oficios" y regalarme este tiempo que también me lleva a entenderme a mi misma, a entender mis pensamientos y encontrarme en el lugar donde estoy para seguir caminando en alcanzar los objetivos para los que verdaderamente estoy hecha.
Este es un viaje interesante, que con el paso de los días se vuelve más trascendental, pero del que se que saldremos fortalecidos, transformados y proyectados a un futuro diferente en la medida que verdaderamente nos preocupemos porque sea así, eso depende de cada uno de nosotros, podremos sacarle el jugo y lo mejor a esta experiencia para crecer como personas y seres humanos y construir un futuro distinto o simplemente no, cada cual lo decide. En lo personal opto por la primera opción y puedo decir con toda la convicción que cosas grandes vendrán para nuestra vida y serán para bienestar y esperanza.
Y para ti ¿qué ha sido este tiempo? ¿habías pensado en que es el final de tu vida como la conoces? te aseguro que si le das un poquito más de trascendencia a este punto de tu historia, realmente verás que vas a iniciar un camino totalmente diferente y ¿quién sabe hasta donde llegarás?
Gracias por tus comentarios Martha
Hola Mónica! Gracias por compartir tu blog (no sabía que escribías.). Y gracias por dejar al final de tu escrito esa pregunta abierta que me lleva a hacer un alto en medio de esta situación para pensar qué y cómo será nuestra vida, o al menos la mía, cuando esta situación de aislamiento social pase. Definitivamente no debe ser igual. Creo que todos debemos empezar un nuevo camino con el propósito de "empezar a ser más...." y "dejar de ser tan....".