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  • Foto del escritorMony RB

¿Y qué tal si cambio mi manera de pensar?

Actualizado: 22 feb 2023

Llegar hasta cierto punto de la vida, parar por un momento y mirar no solo quién eres o quién has llegado a ser, además de todo el camino que has recorrido, es una experiencia por la cual, desde lo personal me siento agradecida. No tengo tantos años como para sentir nostalgia por mi edad, pero tampoco soy tan joven para tomarlo a la ligera, lo que ocurre es que en esta ocasión me di la oportunidad de parar por un momento para ver mi vida y dar gracias a Dios porque definitivamente los años ayudan a que tu te sientas cada vez mejor al entender quien eres y por qué eres como eres.

Ver la vida desde esta perspectiva ha sido de mucho provecho. Se que para muchos esto no tiene sentido y sencillamente crecer es símbolo de decadencia, sin embargo, a pesar de que nuestra biología humana tiende a decaer, nuestro interior se fortalece y crece de formas increíbles.

Entendí que muchas cosas de la vida (si no la vida en sí) dependen de la actitud con las que las vivamos o las enfrentemos. Mi “humanidad exterior” responde a mi actitud interior y eso es lo que finalmente trae felicidad, satisfacción, alegría o sencillamente todo lo opuesto. Comencé a meditar en esto desde un día en el que, yendo para un lugar en el transporte público de mi ciudad, vi desde la ventana un grafiti sobre una piedra que decía “La belleza es una actitud”. No se si esta es una frase famosa y tampoco se si ha sido dicha por un autor reconocido, posiblemente fue algo que a alguien se le ocurrió escribir en ese lugar y ya, pero lo que si sé es que me impactó mucho en ese momento y me llevó a pensar en que cada una de esas palabras es totalmente cierta y corroboré que hay momentos en los que, como dice la Biblia, es cierto que las piedras hablan, que hay mensajes del cielo que vienen de muchas maneras, solo hay que poner un poco de atención.

“La belleza es una actitud”, eso para mi quería decir que lo que me hace bella no es solo mi aspecto sino lo que desde adentro estoy irradiando y me impactó tanto porque, como muchas mujeres, tiendo a ser el peor verdugo de mi apariencia y por más que lo intentara, jamás me sentía a gusto con lo que veía en el espejo. Siempre hay algo que criticar, siempre hay imperfecciones, siempre nos medimos (así no queramos) con los estereotipos que nos muestra la publicidad de lo que se considera bello y eso añade más insatisfacción y frustración a nuestra mirada. Luego de pensarlo y meditarlo he comenzado a entenderlo, mi belleza es única y no depende de lo que los demás me digan que es el estándar sino de mi misma, de mi actitud al caminar, al salir, al arreglarme, al cuidarme, al creer quien soy y ver todas esas cualidades que más allá de lo físico componen a una persona integral completa y bella.

“La belleza es una actitud”, pero no la actitud de creerme más que los demás o de forzarme a ser alguien que no soy, todo lo contrario, es ser lo que soy, con la esencia con la que fui creada sin buscar llenar la medida de nadie haciendo cosas que simplemente no me permiten desarrollar todo lo bello que recibí del Creador desde que Él pensó en mí. Es aceptar y amar tanto mis cualidades y fortalezas como mis debilidades y asumirlas con determinación buscando hacer crecer y florecer lo bello y no añadiendo peso sobre lo que no lo es tanto.

Entonces pensé, de ahora en adelante ¿cuál va a ser mi actitud?, pues, aunque es algo en lo que sigo trabajando, definitivamente si he cambiado mi actitud. He aprendido a mirarme al espejo y por lo menos no mirarme con desprecio entendiendo que si quiero cambiar lo que veo debo trabajar por eso o simplemente aceptarlo tal como es. El cambio en mi actitud también me ha llevado a cuidarme, a ver qué cosas me benefician y cuáles no, a buscar crear hábitos saludables en mi vida y a caminar con seguridad y amor propio. Como decía, es algo en lo que es necesario trabajar pero que en definitiva si marca una diferencia.

Ahora te hago la invitación a ti. Tal vez puede llegar a sonar como frase de comercial, pero cambia tu actitud hacia la vida. Si cumples un año más no sientas que la vida se te está acabando, por el contrario, piensa que hasta este momento has aprendido muchas cosas para poder disfrutarla más. Sácale el jugo a cada momento, baila, canta, sonríe, has lo que te hace sentir que estás en la cima del mundo así para los ojos de muchos sea una tontería, pero no se te olvide que todo lo que hagas siempre debe estar sujeto al respeto y amor propio y de los demás. Acércate a las personas que te infunden vida, que sonríen, que aman, que son capaces de sobreponerse a las circunstancias y siempre tienen algo bueno que decir de los demás y conviértete tu también en ese tipo de persona, alimenta todo lo bueno y amable que hay en ti y piensa de esa manera (Filipenses 4:8).

Donde quiera que estés recuerda que lo que pasa a tu alrededor no depende de los demás sino de la actitud que asumes al estar ahí, en cada lugar, cada instante, lo que marca la diferencia en tu vida es tu actitud. Incluso, la forma en la que otros te ven dependerá de ella y eso afectará aún la atmósfera y el ambiente del lugar donde te encuentres. Con esto no digo que esta sea la fórmula de la felicidad y que no vayas a pasar tiempos difíciles, pero si hará que muchas situaciones sean más llevaderas. No esperes que tu ambiente cambie por si solo ni esperes que los demás sean los que cambien para cambiar tu, si tu decides marcar la diferencia y asumir una actitud distinta, verás que el ambiente a tu alrededor va a cambiar y tu manera de vivir será de gran satisfacción para ti y para quienes están a tu lado.

Al final de todo, se podría decir que, así como la belleza es una actitud, muchas cosas importantes para los seres humanos lo son, brotan del interior y se manifiestan en el exterior.

Que tu actitud frente a la vida muestre tu belleza, no solo en tu apariencia sino en todo lo que eres y haces.

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